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LA EVIDENCIA DE LO INVISIBLE

Mis emociones tienen voz…

 

Las esencias florales son como una melodía. Todos sabemos que un director de orquesta da unos toques antes de empezar un concierto y todos sabemos que sin estos toques no habría armonía. Las flores de Bach son eso: armonía.

Estamos ya muy acostumbrados a conectarnos a internet como por arte de magia.

«Buscando ondas wifi… conectado».

Y nos parece lo más normal. Así mismo subimos al coche, conectamos la radio y buscamos el dial 89.9 y pum!… suena la música también como por arte de magia. Y todos sabemos que si conectamos el dial al 89.8 no suena igual o sencillamente, no suena.

Con el televisor pasa lo mismo, un día lo enciendes y mensaje «resintonice canales» y todos a resintonizar para que se vean.

¿Qué pasa cuando hablamos de nuestro cuerpo? ¿Qué pasa con la resonancia de nuestro campo electromagnético? ¿Qué pasa con la frecuencia de onda de nuestras emociones?

Que somos energía, emitimos una vibración y tenemos a nuestro alrededor un campo electromagnético lo sabemos todos. Entonces… ¿no será que nosotros funcionamos por resonancia también? ¿Nos hemos parado a pensar que emitimos señales? Como un wifi o como una emisora de radio. Por tanto, si entramos en contacto con un elemento que nos armonize, como hace un diapasón, sonamos como el instrumento más perfecto.

¿Qué pasa con la frecuencia y longitud de onda de nuestras emociones? ¿Hemos pensado que pasaría si un elemento entra en resonancia con esta onda que emite una emoción (invisible como la del wifi) y nos capta la vibración? Sí.

La música sonaría, como pasa en la radio, como la mejor orquesta. Una conexión perfecta que ya estaba allí. Solo faltaba afinarla, resintonizarla, captarla.

Así actúan las esencias florales, las flores de Bach. Captan la vibración, interfieren en la longitud/frecuencia de onda y la armonizan.

Imagina que te desborda una emoción, vives instaurado en la rabia, cargas con una culpa, se te lleva la pena o un stress agotador. Imagina también capítulos enteros de una vida marcada por bioshocks o, incluso, momentos preciosos que se te van de las manos por ser demasiado bonitos y no acabártelos de creer.

Cada emoción tiene una frecuencia vibratoria. Es por eso que tomando la flor o fórmula floral adecuada ésta entra en contacto con el campo de resonancia de la emoción y la armoniza provocando en ti equilibrio, armonía y bienestar.

 

Estamos tan acostumbrados a mecanismos químicos que olvidamos que también somos pura vibración. Normalmente nos tomamos una pastilla y la molécula actúa mediante una serie de reacciones químicas y/o fisiológicas en mi y síntoma resuelto.

Aunque es genial que existan remedios químicos-con o sin contraindicaciones-, que puedan aliviar grandes dolencias y salvar vidas, las dolencias del alma solo entienden de emociones y de

vibración.

¡Qué bonito sería trabajar desde la integración y en armonía! Recetar un antibiótico cuando toque y trabajar la emoción, el alma y la persona a nivel floral.

El Dr.Eduard Bach nos decía en 1930:

«Las enfermedades corporales no se deben a causas físicas sino a estados de ánimo perturbadores que interfieren con la felicidad de la persona»

80 años después de la muerte del Dr.Bach, con una brillante carrera como médico, todavía hay quien sigue pensando que su método es placebo.

Percibimos el wifi como un elemento cotidiano y no nos paramos a sentir en que octava vibramos nosotros. Si estamos afinados o si vivimos en paz y armonía.

Caminamos hacia la globalidad pero hay conceptos que todavía nos quedan muy lejos o quizá es que a alguien le interesa que nos queden lejos…

Gracias Edward Bach por este gran regalo.

 

 

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