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Entrevista en el DIARIO VASCO por BEGOÑA DEL TESO

Cuando hablamos, Gisella que es técnico superior de Laboratorio y máster en Marketing y Comunicación, además de naturópata y empresaria, estaba en su laboratorio de Arenys del Mar. Era un día ventoso, otoñal y amenazaba lluvia. Gisella, cuyo sueño de una cosmética de las emociones se llama, precisamente, The Emotions Lab, se acordaba de sus primeras impresiones en y de esta tierra nuestra: la fuerza del Cantábrico batiendo El Peine del Viento, el olor a hierba mojada por el temporal en el caserío Zabalaga, núcleo embrionario de Chillida Leku. Por teléfono hablamos de los vacíos del hierro y de esa belleza que hay que sacar de allá donde esté. Bajo la piel.

– ¿Te refieres a tratamientos anti- aging, anti-arrugas, anti-estrías, anti-bolsas, anti piel seca/grasa, anti-vello, anti-párpados caídos, anti-rojeces, anti-celulitis, anti…?
– Me refiero, sí. Es un prefijo antipático que acaba por darte la impresión, la sensación de que tienes que estar en contra de casi todo lo que hay en tu cuerpo. Y acaba también por provocarte un agobio tremendo porque parece que día a día vas a tener que luchar contra un puñado de historias. Mediante cremas, ampollas, mascarillas.

– Y si no me planteo luchar contra… llamémoslo el ‘deterioro’ provocado por los años, el stress, la depresión, la mala alimentación, los contaminantes, ¿cómo afronto eso que no me gusta cuando me miro al espejo o le echo una visual a mi interior?
– Aunque parezca una frase demasiado hecha: desde un punto de vista positivo. Y precisamente desde ese interior. También, siempre, a través de la piel. Ten en cuenta que es la puerta que conecta ese interior nuestro con el exterior. Puede ser muro de contención para los contaminantes, cierto, pero como es porosa puede recibir, absorber y aprovechar los beneficios resultantes de las propiedades farmacológicas de los aceites esenciales, de los vegetales, de los hidrolatos…

– Perdón, ¿qué son los hidrolatos?
– El agua sobrante en el proceso de destilación para la obtención de aceites esenciales a través de las terapias florales. Creo que olvidamos, acaso ni siquiera lo sabemos, que la piel, nuestra piel, es un órgano. De hecho, el más grande de nuestros órganos. Pero no lo tratamos como tal. Solo lo lavamos y ponemos cremas. Lo aceitamos y maquillamos. Y siempre desde una actitud ‘anti’. Y siempre demasiado desde fuera.

– Pero si lo contrario de ‘anti’’ es ‘pro’ o ‘a favor de’, uno no puede hacerse amiga de su celulitis o ellos, los chicos, de su calvicie; digo.
– No es eso sino que todo tratamiento se debe plantear desde el bienestar. Desde la idea de la mejora, no de la lucha. Y en ese proceso también hay que poner en la balanza lo que sí nos gusta de nosotros. No hemos de mirarnos como la industria de la cosmética o la farmacéutica quieren que nos miremos. Comprendamos también que las emociones influyen en la piel. Que la emoción es una longitud de onda. Que las ondas vibran. Y que esa vibración ha de equilibrarse con nuestro cuerpo, con nosotros.

– Estás diciendo con otro lenguaje lo que ya se decía hace milenios…
– ¿?
– ‘La cara es el espejo del alma’, por ejemplo. Y bien sabes que cuando alguien dice ‘¡qué mala cara tienes!’ no se refiere solo a las ojeras sino que detecta algo más… adentro.
– Absolutamente. Ni imaginas cuántas personas vienen a la consulta buscando un tratamiento de belleza y…

– ¿Qué?
– Empiezo a preguntarles si comen bien.

– ¿Y?
– Me contestan que mal, de cualquier manera y deprisa. Les pregunto que si duermen lo suficiente y…

– Ya respondo yo: poco.
– Exacto. Y luego saltamos al trabajo, que lo asumen como un horror mal pagado y estresante. Y si hablamos de la libido, ni te cuento.

– Hazlo.
– Solemos tenerla bajo mínimos. Mira, esas señales indican que tú no necesitas una crema anti edad o cara cansada, necesitas reencontrarte con lo mejor que hay en ti, redescubrirte y revalorizarte ante ti misma. Cuanto vuelvas a brillar por dentro tu piel también lo hará. ¿Sabías que la depresión no es algo tan espantoso sino una de las fórmulas que tiene el cuerpo para mantenerte vivo?

– ¿Ah sí?
– Imagínatenos como una olla donde vas echando de todo: preocupaciones, emociones, amores, desamores, estrés. Cuando estás a punto de rebasar su capacidad, el cuerpo reacciona de dos maneras muy opuestas. Pero en ninguna de las dos tiene por qué existir un ánimo de autodestrucción sino de aferrarse a la vida.

– Y esas maneras, ¿cuáles son?
– Manteniendo el símil de la olla: o estalla (ataque de ira, autolesiones…) o baja el fuego al mínimo (depresión). Pero en una descodificación biológica son señales de lo dicho: ¡quiero vivir! Sin ‘antis’. Apoyado en esa parte de mí que sí me gusta.

 

BEGOÑA DEL TESO